17.5.16

Viste cuando te enojas y de repente te inunda un perfume a ira, un sentimiento medio mix de arrepentimiento y resentimiento, decís Nunca más esto, jamás lo otro, etcétera; O cuando sos testigo o receptor de algo muy lindo, tan inverosímilmente precioso que lo podés sentir en tu lengua, en tus (u otros) ojos, en el alma, a resumidas cuentas. Esas experiencias "de verdad", sí, lo más puro de lo puro, porque "puro" es adjetivo, es palabra, y no nos (ni me) alcanza para describir algo así; bueno, esa intensidad tan vasta, tan tocable, vendría a formar parte de lo que somos. Esa impulsividad del momento nos define, y a su vez es definida por nosotros, porque somos diferentes y reaccionamos de distinto modo. No sé si llega a entenderse, tampoco sé si yo lo entiendo del todo, menos sé si entiendo algo del todo en mi vida.
Vos sos mi momento de impulsividad. Vos, mi azúcar más dulce jamás encontrada. Me gustas más que una buena noticia inesperada, y me dolés también, tan fuerte como puñal que se enterró en mi espalda sin avisar. O más, siempre es más cuando se trata de vos. Sos mi precipitación, mi descuido. El constante ayuda-memoria de por qué dejé de ser la persona que era antes. Sos tan libre, tan parcial, que me hacés libre a mí. Sos algo que no conocía, y me aterra, en la misma proporción en que me maravilla. Soy fiel a
Tu dispersión