Buenas tardes. ¿Cómo estás? Yo sigo estando. Acá, en la misma dirección, voy a la misma facultad, voy a comprar a los mismos lugares, con los mismos horarios, y todavía nada, ni una charla, ni un: ¿cómo estás? ¿Cómo te está yendo en la facu? Acordate que hoy tenías turno con el médico; nada, cosas así, pero no apareces. Igual, no sé si me gustaría que aparezcas, no sé qué haría, no sé cómo sería verte a la salida de mi facultad o mi casa y no poder saludarte con un beso, como estoy acostumbrada, no sé si quiero saber cómo es. Todavía no lo puedo creer. ¿Vos también sentís como que te morís? Yo no creo que sea así, no creo que aguantes tanto tiempo en mandarme un mensaje, no sé, un perdón, qué se yo. ¿No sentís como que las cosas terminaron muy mal para lo bien que estábamos haciendo juntos? Porque yo sí, por eso no lo puedo creer, estoy tan decepcionada de cómo se dieron las cosas, vos y yo íbamos a ser algo único y totalmente diferente de lo que vivimos por parte de nuestros papás y sus peleas y separaciones y demás. Vos me dabas una esperanza que, te juro, es lo más puro que una persona pudo haberme dado jamás. Yo creía en vos, creía en nosotros y esto que veníamos haciendo, esto que estaba creciendo más y más. No lo creo. No sé cómo pudo haber sido posible que te desenamoraras de mí. Yo no hice nada malo, ¿o sí? ¿Qué hice para que no me quisieras más al lado tuyo? ¿Terminaste la relación porque me equivoqué de dirección y terminamos muy lejos? ¿O porque te dije que me molestaba muchísimo tu actitud ése día? No sé, no me imagino contándole a mis futuros hijos que una de las personas más maravillosas que conocí y amé terminó la relación por eso. Estoy llena de dudas, no sé qué va a pasar con esto o si sigue pasando, porque ya no sé qué te pasa a vos. Dijiste que no sabías si me amabas y si no sabes eso, no sabes nada de lo demás. ¿Cómo no vas a saber si me amas? Amar se ama sí o no, no se ama la mitad, un poquito, eso es todo mentira. ¿Cómo me vas a decir eso? ¿Vos sabes cuánto dolió? Vos no tenés una mera idea de cuánto te amo yo a vos, no sabés, no podés. No podés hacerme esto, no podés hacerle esto a la persona que te dio todo, absoluta y literalmente todo. Te lo juro por mi mamá, no puedo creer que estás haciéndome esto.
Hoy tengo turno con el médico y, como no puedo estar esperando una hora sola y menos en una sala de espera (vos sabes cuánto no me gustan las clínicas), invité a una amiga para tener mi dosis diaria de olvido. Por eso, abrí mi Facebook una vez más, por más de que nunca fue una red social que ame y me obsesione, pero necesitaba hablar con mucha gente a la vez para que mi voz interior se calle de una vez por todas. Faltan 27 días para mi cumpleaños y ya sé que es un montón, Septiembre recién empezó, pero creo que recordarlo me hace querer morir y de eso me arrepiento. Me arrepiento de que nuestra fecha de cumplir meses juntos sea el 30, porque como mi cumpleaños es un 30 siento que me voy a acordar de vos toda una vida; y a eso sumale los miles de millones de recuerdos que me diste y que son intachables. Estoy super cansada, estoy haciendo un esfuerzo mental terrible para tratar de olvidarme de vos, Dios sabe que lo hago. Y debo ser una idiota, porque todo el mundo al que se lo cuento siento que se ríe de mí, total, ¡sos un chico más! Sí, claro, como si fueras un chico más. Tengo que borrar la primera vez que fuimos al cine, como algo más que amigos pero no tanto así, y vimos Super 8, una película que sigo amando, y fue lo más especial del mundo. Hacía un montón que no me sentía así de bien, mi casa era un desastre en ese tiempo, pero la bomba todavía no había explotado, y a veces eso duele más porque a mí lo peor que podes hacerme es fingir y no serme sincero/a, y mi familia estaba repitiéndose a sí misma un cuentito una y otra vez, y ni ellos se lo creían. Después, sí, explotó y fue horrible, pero no podíamos seguir viviendo así, nos estaba consumiendo en vida. También tengo que borrar las vacaciones juntos, en San Bernardo, mi paraíso. Yo te invité a pasar unos días en el lugar más hermoso que hay para mí, donde tengo miles de recuerdos, donde conozco cada historia, cada calle, cada golpe, cada risa de verano. Te dejé entrar a una parte que nadie había conocido, a una de las cosas más especiales para mí. Qué estúpida... Ojalá se borrara todo eso. Igualmente, me gustaría hacerlo así: Quisiera que existiera una empresa que borre mentes a cambio de un saladito precio, como la película esa que te gustaba a vos. Y que sí, que no te acuerdes de nada después de salir de ahí, o sea, nada de vos. Algunos recuerdos, si hubiera otra persona involucrada, se mantendrían pero te borrarían como con una goma gigante, como si nunca hubieras estado ahí. Pero, me gustaría algo más. Me gustaría que cuando vayas a la oficina a abonar la otra mitad, te entregaran un libro, un libro cerrado en una caja de plástico que, a su vez, está cerrada con un candado enorme, del color que elijas. En ese libro, estarán redactados como un cuento todos los recuerdos que te borraron de la mente, toda la verdad, absolutamente todo. Pero, no te van a decir nada, sólo te van a decir que lo guardes para cuando sea necesario, cosa que mucho no vas a entender porque vas a estar re grogui de haber sufrido un lavado de cerebro. Entonces, lo guardas en un armario ése mismo día y chau, te olvidas, literalmente. Pero, la llave se la mandan en correo a esa persona que vos pediste eliminar. En correo o algo más seguro. Y esa persona va a probar la llave en todos lados, el primer día, y así hasta cansarse y asustarse y después no importarle, y va a decirse a sí mismo que se equivocaron de casa y bah, la tira abajo del sillón o la pierde. Va a llegar un día en que estas dos personas se van a encontrar y, por más de que quien contrató el servicio brain-washing no se acuerde del otro, éste otro sí, y le va a sonreír o va a seguir de largo, pero te aseguro de que se va a acordar, de que algo le va a pasar en el cuerpo como corriente eléctrica. Y, ahí, van a tener esa segunda oportunidad, y se van a hablar nuevamente hoy o algún otro día dentro de un mes, un año, una década. Y van a aparecer las sonrisas una vez más, y los besos, y todo se va a sentir como si fuera la primera vez, pero con un amor que ya es viejito, ya viene creciendo desde que se vieron por la verdadera primera vez, y es más grande que nunca. Y, obvio, la persona A va a buscar el libro y la persona B la llave, casi como sin querer. Y la persona B se va a colgar la llave al cuello porque le gusta cómo queda y va a ir a la casa de la persona A a tomar unos mates y a la persona A casi le agarra un infarto cuando ve la llave que le cuelga en el cuello a la persona B. Y así, A le muestra el libro, B pone la llave y ABCDEFG y todas las letras, y el amor, y una lectura increíble.
Chau