8.9.14

Hola. Ya no te pregunto cómo estás, si vos no me preguntas a mí. Está bien que quieras estar solo, está perfecto, de verdad, pero no se te ocurre mandarme ni un mensaje en estas casi tres semanas que me dejaste sola. Cualquiera lo tuyo eh. Podrías haberme preguntado cómo me fue en el médico, si conseguí todas las copias para la facultad, cómo está tu gato, un puto "¿Cómo estás?". No sé si te hubiera contestado al mensaje, pero por lo menos tendrías la excusa a favor de que tuviste la intención. Qué necesidad de hacerme pensar, de hacerme sufrir. Yo no te voy a mandar mensajes a vos, y sé que te pedí que no me mandaras más mensajes, que nos hagamos bien, pero uno solito, algo, ¿no te salió? Porque yo tengo que hacer tanta fuerza para frenarme a mí misma y tragarme las ganas de llamarte, de algo. Vos no desististe ni una vez, ni un Hola así suelto, nada, qué pibe. ¿Eso sos? ¿Un pibe común y corriente en mi vida? Ay, Dios, qué bien te está saliendo ése papel. Nada, estoy tratando de acostumbrarme a andar por la vida sola, sin agarre de manos, sin caricias ni diálogos diarios. Estoy tratando. No sé si me sale tan bien, pero sí siento paz, al fin. Me gusta no tener encima el celular, ni estar pendiente de nadie, eso me gusta, pero muchas veces no, y te extraño y si vemos todo eso, el lado negativo es un océano al lado de una gotita de lo bien que me siento, y si lo vemos así, sí, tenes razón, muy bien no la estoy pasando. Pero, estoy hablando con un montón de gente, en la facultad, en Facebook, estoy haciendo lo posible por jugar con todo lo que tengo y dejar de maquinarme la cabeza por alguien que se fue porque quiso. El que se va sin que lo echen...
Capaz tenés como un virus de la pelotudez, ¿no? Y necesitas reposo de mí y un par de meses para darte cuenta de que ahí afuera no vas a conseguir NADA como lo que tenías acá conmigo. Igual, qué egoísta de tu parte, porque empezas a descubrir el mundo con toda la paz y yo tengo que ir o buscando tus migas o buscando un alma caritativa que me quiera escuchar un segundito. Mi plan, estos días y hasta nuevo aviso, es dejar de ser la que siempre fui. Ojo, yo me amo y aprecio la paz interior que tengo conmigo misma, la adoro, pero voy a tratar de empezar a que me chupe todo un huevo, si querés verlo así. Voy a enfocarme en mis estudios, más que siempre, en mis amigas y amigos, en salir cuando tenga el tiempo, en contarle mis problemas a mi gato, total, los demás no se pierden de nada y yo tampoco, y, enormemente importante, voy a tratar de olvidarme de vos. ¿Cómo? Saliendo, comprándome cosas lindas y saliendo con chicos lindos, que no quieran nada sentimental, solamente pasar un buen momento. Así, cuando vos pretendas volver, si es que lo haces, encuentres en mí que vos algo destruiste y te sientas muy mal por eso. Quiero que encuentres una persona totalmente diferente y que los rumores te hagan llorar por las noches, tanto que me llames para preguntarme si es verdad que estoy viendo a alguien. Hoy y desde aquel sábado, o viernes trágico ya, me prometo a mí misma no enamorarme nunca más, ni siquiera de vos. Hoy me enamoro de mí y vivo por y para mí. Sí. Todo lo demás está bien. Estuve pensando mucho, obvio, y llegué a la conclusión que me sos perjudicial para la salud y te quiero bien lejos, al menos, por un tiempo, por este tiempo en que no sé lo que quiero y tengo que ir experimentando otras cosas. Me tengo que sacar tu perfume y tu amor del cuerpo, te tengo que mantener en mis recuerdos de un modo que ya no me duela y pueda reírme, ¿no? Tiempo al tiempo. Y me da muchísima bronca pensar en las flores y darme cuenta de que en tres años no me regalaste ninguna maceta, nada, aún sabiendo que a mí me encantan las flores, no sé. Podrías haberme regalado una plantita para mis cumpleaños, ya que cumplo en plena primavera, o algo así. Y sé que me regalaste mil cosas materiales y del corazón, pero una plantita quería; qué se yo. Estoy TRATANDO, en súper mayúsculas, de hacer mi vida, para mí y para nadie más. Quiero que vengan los momentos temporales, las relaciones no-relaciones bien cortas, tipo una semana de besos y ganas y nada más, los errores, las noches que no recuerde... No quiero llorar para siempre esto. Esa no soy yo. Te amo muchísimo y sé que lo voy a hacer siempre, y sé que todavía me quedan muchas noches eternas en las que voy a llorar hasta quedarme dormida y tener que ponerle ganas al día que viene, sé que sos único y nunca más voy a encontrar a alguien como vos, es lamentable. Pero, ¿sabes qué? Creo que es hora de que te sientas solo, total, eso era lo que buscabas hace andá a saber cuánto tiempo. Sí, me siento muy mal, pero es hora de que vos te sientas mal y que yo me haga rogar. Somos libres, jóvenes, todo. Y vos no me mandaste ni un mensaje, ni un saludo para quienes te recibieron tan bien acá en mi casa, en medio de la tormenta. En tres años de relación, nunca me regalaste una plantita, una flor. Después de todo, son los detalles los que pesan en los recuerdos. Detalles lindos que te llenan de nostalgia, detalles y ausencias horribles que me hacen cuestionar si realmente valió la pena haber vivido y dedicádole tanto tiempo a algo importante. Cierro mi blog, quiero escribir para mí, para mi recuerdo, para mi duelo. Además, porque amo escribir y no me sale continuar con los relatos que siempre hacía en mis tiempos libres, así que voy a aprovechar esta inspiración negra para ordenar estas palabras. Hay algo sanador en eso, ¿no crees? Yo lo espero.
Siempre tuve un lugar especial para el ego, el pequeño ego, el eguito. Nunca me creí la mejor, pero tampoco la peor, sino lo suficientemente buena para algunas cosas, como las Matemáticas (se ríe). Pero, todo esto que pasó, me dijo algo cuando me pasó cerca del oído: no sos buena en nada, Pamela. Soy insignificante, por debajo de la línea de la humildad eh. O sea, ¿qué sentido tiene sentirse, valga la redundancia, bien consigo misma si somos todos iguales, si viene un chorro y me mata por veinte pesos para comprarse un paco? ¿Me entendés? No le veo sentido a creer que voy a tener suerte o que las cosas me van a salir bien, porque sé mejor que nadie lo que se siente tener el mundo y verlo escurrirse entre tus manos. Tenía una familia perfecta, paf, se rompió. Tenía una relación hermosa, uf, se acabó. Qué se yo, pibe.
Tengo sueño, paf, chau.