28.12.14

Outsider

Quiero otra vida. ¿Dónde se compran estas cosas, quién me quiere vender la suya? Últimamente me estoy sintiendo exorbitantemente sola, muy. Tengo a mis amigas, sí, conozco gente muy diferente y para todos los gustos, ajá, pero aún así me siento muy vacía. A veces pienso que quizás me equivoqué en muchas cosas que me hicieron llegar finalmente al día de hoy, y tendría que haber elegido a otras personas con las cuales rodearme, personas que yo pensaba que no me convenían y tomé otro camino. Y estuve mal, no sé; no me gusta mi grupo de amistades actual. Somos casi todas minas y nos morimos de risa cuando estamos juntas, pero me aburro. No sé si será por mi situación, de haber sido arrancada repentinamente de la vida que conocía hasta ayer, que padezco esto y después se me va a ir (como todo lo demás) o algo así. La verdad es que mis amigas están ocupadas, en pareja, en sus grupos de baile, idiomas, lo que sea, y yo me siento la outsider. Es un asco, porque si bien sé que ellas no son en nada parecidas a mí, no me gusta sentirlo tan fehacientemente. A veces, sus parejas me saludan (cuando salimos todos juntos) y siento que me gritan 'mala influencia' en el oído, como si lo tuviera escrito en mi vestido. Es horrible, me hacen sentir sola pero también culpable, no sé, siempre me consideraron lo contrario, un buen ejemplo porque nunca hice nada pro-expulsión del colegio católico, y ahora me miran como si fuera Satanás. Y lo peor de todo, si es que podemos catalogar siquiera, es que soy la única outsider, y está bueno destacar pero cuando tenés a alguien al lado que por lo menos le gusta la misma banda que a vos, qué se yo. Yo me siento como si me colgara un cartel luminoso todo el tiempo. Mis amigas me preguntan qué me pasa a veces, si me siento mejor, me preguntan por vos, cosas así, pero, ¿viste cuando te das cuenta que no preguntan en serio, que no les importa en realidad y sus vidas van a seguir su ciclo sin que ése segundito esté en resaltador? Así. Yo sé que tienen buenas intenciones, admiro a muchísimas personas que tengo cerca y amo a un puñado que quiero seguir viendo hasta que me muera, pero no me alcanza; y yo me pregunto, ¿alcanzará alguna vez? ¿Es que alguien va a completar esta mitad de alma que tengo yo, algún psicólogo, doctor, viajero en el tiempo me puede decir cuándo? Quisiera espiar un poquito del futuro para ver si el almacén de las cosas buenas para los boludos que estudiamos, sufrimos y amamos existe realmente. ¿Hay tal remuneración? Hoy sólo sé que hay tal crisis. Entonces, el hilo de esta crónica es mi aislamiento, un poco voluntario porque me gusta pero también obligatorio porque todos o me miran con lástima, o me definen (sin mi permiso) como una puta isla. No soy una isla. La incomunicación me está matando, me hace odiar y envidiar a mis amigos porque, de alguna u otra forma, TODOS terminan pasándola mejor que yo, y nunca es mi turno. Me cansé.
Quiero salir, explorar, conocer cosas (sanas) que todavía no me conocieron a mí, llenarme de momentos incómodos, rápidos, desenfrenados de los que pueda reírme cuando sea una vieja chota. Quiero pasar menos tiempo en mi casa y armar mi día con piezas de lugares muy 'debajo del puente, ferias artesanales, la playa a la noche, luces de auto, estéreos'. Quiero ayudarme a mí misma a reunir los puntos claves en la nueva persona que quiero ser, más despreocupada, definitivamente menos llorona y memoriosa, más... despierta, absorber todo lo que pueda siempre. Quiero ser más Jack Kerouac, sin dejar mis rasgos Carroll indiscutibles; más Horacio Oliveira en París y menos Horacio Oliveira en un Buenos Aires triste y gris. Quiero caminar tanto y entrar en tantos lugares en menos de dos horas que las noches se me hagan eternas, quiero tomar mientras pego saltitos y juego a no tocar las líneas de los adoquines de la calle, y usar unos zapatos muy lindos mientras. No sé, a veces me digo que quiero muchas cosas que quizás ni soñar puedo, pero lo que de verdad ansío es ser otra, sin cambiar las bases ni olvidar la dulce infancia. Una nueva persona, reconstruida desde las cenizas, tirar lo que no sirve y retener todo lo que sume, y así de ahora en más para siempre. Pero, no me animo a abandonar mi grupo de amigos, compañeros, gente muy del pasado y otros que se subieron al tren casi sin querer (y sin pagar boleto), y ahí emerge un problema porque con ellos no puedo ser esta nueva mujer. Sumémosle que no tengo idea de dónde encontrar gente así, gente como la que describe Jack en 'En el camino', ¿en qué antro se esconde? (No me digan Twitter porque ya sé). Y me asusta, y me pone muy triste el aventurarme a idealizar con todas estas cosas y que en realidad no exista, que en realidad es todo un filtro de Instagram o tengo que esperar a tener muchísima plata para viajar a la vieja y underground Londres. Es una mierda, sí. Y quizás muchos se sientan así, no lo sé; capaz tenga que empezar a buscarlos yo. No sé por qué me cuesta tanto ser feliz, conformarme, dejar de ser una renegada, aunque sea por unos días. Me adelanté, a veces siento eso, tendría que haber leído menos libros u otros diferentes, más infantiles, menos Charles Baudelaire; tendría que haberle creído a la señorita cuando me dijo que Alicia en el País de las Maravillas era un cuentito y nada más, que me dejara de joder con buscarle significado a cada juego de palabras y que no me llamara la atención la forma en que ‎Lewis escribía mezclando letras con sumas y restas. Al pedo, haciéndome la cabeza desde que tengo memoria, y es más triste y menos común de lo que suena. Supongo que estoy destinada a tener un auricular enredado por todo el cerebro. Menos mal que soy un poquito buena en matemáticas y tengo buenas notas porque si no, qué desperdicio, qué mujer oxidada. Me gustaría aprender a estar sola y que me guste, a usar mis miedos y obtener un beneficio, a salir por ahí sin saber realmente dónde voy y finalmente perder el temor a lo que no está planificado; quiero seguir haciendo listas de cosas que quiero/tengo que hacer y hacerlas DE VERDAD, y deleitarme y llenarme del hecho de haberlo experimentado en sí y no sólo por tacharlo de la ansiosa lista. Tan mierda no puede ser todo esto; no, no otra vez. No quiero felicidad instantánea y constante, no espero milagros, no, aguanto sentirme incompleta, incómoda, desgraciada a veces pero quiero vivir. Quiero chocarme contra la pared, equivocarme, ser eso que los papás nos advierten de no ser (cuando ellos lo hicieron), quiero asustarme de lo rápido que pasa el tiempo junto a personas que no paren de reírse, que miren sólo hacia adelante en una ruta que ya desde acá se ve que está llena de obstáculos. ¿Es que es así de difícil encontrar alguien que sienta, que se maraville, que llore cuando vea algo por primera vez después de haberlo esperado tanto, que entre en un museo y no pueda hablar de tantas cosas que le dice la mente, que tenga ganas de bailar mientras lo único que se escucha es el vómito de las olas del mar? Tiene que existir alguien así, por favor. No puede ser posible que todos hablen tanto de la luz al final del túnel y terminamos en un mundo lleno de hijos de puta, fascistas, egoístas. A esta altura, ni el amor existe, ¿no? Otro que papá noel.
Quiero luces, sentarme en la ventanilla de un auto porque ya no hay más lugar de tanta gente, gritar hasta que me duela la garganta y beber tequila para calmarla; quiero vivir, y vivir de verdad, dejar de llorar e irme a dormir una noche sabiendo que al fin hice algo que antes me daba muchísimo miedo y hoy ya no. No sé si se entiende el mensaje de esta entrada, ni siquiera sé si es relevante. No voy a ser un títere más, este teatro ya tiene varios actores y me aburrió. No voy a ser una mujer cuarentona, casada muy infelizmente con un par de hijos, sin rumbo, sin sueños, sin proyectos, de sonrisa adiestrada. Voy a ganar este juego, porque no fui hecha para ser miserable y punto final. Estoy llena de singulares puntos suspensivos. Quiero más gente así, y el perfecto puntapié inicial es empezar a serlo yo misma para conocer a otros así. No más noches de viernes y sábados en añoranza y de Internet 24/7. Brindemos por un año más, bien outsider, sí, pero acompañada.