6.4.15

miscelánea

La extraño, y muchas veces me sentí mal por tantas cosas. Una de ellas: no haber ido al cementerio aún. No sé cómo sonará, se me hace muy extraño, pero tampoco voy preguntando por ahí qué opina la gente sobre esta decisión. No sé si es mi decisión, a veces siento que así lo quiere mi cuerpo, mi mente, mi alma, porque no me siento preparada, al menos no al cien por cien. Pero, es que, ¿alguna vez lo sentiré? Las diferentes partes de mí me indican que aún no es el momento, aunque prometen que va a llegar, que deje de ser ansiosa al respecto. Y siento la presión de mi contexto, de cientos de miradas que me cuestionan con sus pares de cejas. Ellos preguntan y no aconsejan. Así cualquiera. Mi abuela lo propuso, sé que lo hizo con la mejor de las intenciones, pero no pude evitar apagarme un poquito, no me pude reconciliar con su bienintencionado entusiasmo. No lo sé, no lo puedo explicar, y ojalá pudiera hacerlo porque aunque no sé qué estoy sintiendo, lo siento muy fuerte. Es curioso que las cosas que más sentimos sean invisibles e inalcanzables para las palabras, nuestra vía para todas las cosas, el código a través del cual se plasma la teoría de la vida humana. Capaz el mundo gira más rápido, y cada vez más rápido, y nosotros ya no podemos entendernos. Esa infalible sensación en el aire de que hacemos lo que podemos, malabareamos, ¿no te pasa?
De todas formas, sé que quiero pero no sé si puedo ir a verla ahí. Me da escalofríos, me dan ganas de vomitar de sólo pensar en la tierra y las flores y ése aire gris. Yo sé que a nadie le gusta los cementerios, es como un hospital que ya no cumple su función. Y yo siento que no puedo, porque me la imagino a ella en sus mejores épocas: enamorada de la vida, bailando, haciéndome trencitas para ir al colegio, preparándome siempre algo rico para comer, riéndose, mirándome con brillos en los ojos... y esa tierra no hizo más que tragársela, así nomás, así en crudo, se fue. Yo sé que esos tiempos quedaron atrás y las cosas cambian y giran y se va todo a la mierda, pero así como lo sé, lo que no sé es si quiero que una visita al cementerio me lo recuerde de una fría cachetada. No sé cómo explicarlo. A veces siento que no caigo, y no quiero romperme toda de golpe si lo hago justamente ahí. Suena egoísta, como si quisiera salvaguardarme, pero es así porque no puedo confiar en mí y mis reacciones en ese preciso momento. No confío en mí porque me tengo miedo.
Quisiera hacerlo diferente, si bien mi abuela sugirió que lleváramos las flores del cumpleaños de mi hermana para hacerlo especial, no puedo. Algo en mí me advierte que debe ser de otra manera, que tiene que salir de mí y no de otra persona, por más cercana que ésta sea. Me sentí desacomodada cuando escuché la proposición, entonces supe que algo no estaba bien. Pero, no quiero dejar pasar más tiempo. Le temo, y también le escapo al qué dirán. El mundo me juzga y yo me hago chiquita, pero estoy muy lejos de hacerme o sentirme la víctima. No quiero las monedas de lástima de nadie, sólo quiero que dejen de mirarme con otros ojos, esos ojos que quiero arrancar. No quiero nada. Quisiera que no existieran la tierra, la mugre, el tiempo... Necesitamos ser eternas por al menos un momento. Quiero a mi mamá, porque todos necesitamos a nuestra mamá y yo ya no la tengo.

Anexo*:

Creo que te extraño más ahora que vivimos en diferente huso horario. Porque, no sé, de alguna forma se siente más literal esto de no estar más juntos. Antes no te tenía, pero por lo menos era consciente de que hacías tu vida con la misma hora en el reloj que en el mío, y así estábamos juntos por esos pocos minutos en los que lo consideraba. Pero ahora, ahora de verdad hacemos las cosas en diferente tiempo y lugar.

El cambio es la única cosa inmutable. Curioso, porque se define a sí mismo en su contradicción.

Yo creo que todos tenemos muchas facetas para conocer y es muy difícil que una sola persona entienda todas de un tirón, hay personas y personas. Tengo amigas que entienden más mi faceta más divertida, otras que comprenden lo que quiero decir cuando hablamos de algo más profundo, otras que entienden cómo escribo mis relatos, y otros muy pocos que llegan a conocer algo tan privado como mi blog, ... Somos cubos y hay personas para cada una de nuestras caras, de nuestros lados. El día que conozcamos a alguien que realmente comprenda una y cada una de ellas, ése será nuestro compañero, ¿no crees?

Vos tan sustantivo, y yo tan verbo. O al revés. O no sé.

Siempre quise ser una de ésas personas llenas de magia y luz, pero el medio social y las películas te enseñan que ésas personas especiales son las que menos se lo esperan, tanto los demás como ellos mismos. Los underdogs, me entendés. Y yo siempre quise ser así, consciente de que tenía con qué, y me parece que no sirve cuando ya sabes que sos especial; salir de la nada es obligatorio.

* O la inesperada virtud de la ignorancia, la inspiración nonsense y otros cuentos.